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Restaurante Sidreria Egiluze

Hoy nuestro guía nos acerca al restaurante sidreria Egiluze. El viaje comienza en Donostia,y desde alli salimos por el vial hacia Astigarraga. Sin entrar en el pueblo, tomamos en la rotonda la dirección Astigarraga-Oyartzun (GI-2132), ya en el alto de Perurena arranca la carretera rural Landarbaso bidea y a dos kilómetros cogemos la desviación a la izquierda que nos llevara al aparcamiento del restaurante Egi-Luze.

 

Entre manzanos, lo que era un gran caserío vasco comenzó en 1980 a ofrecer a sus clientes, la sidrería vasca (sagardotegi) en la temporada de sidra (que suele durar desde enero hasta mayo aproximadamente)  y el restaurante que permanece abierto todo el año.

 

En el comedor principal, la arquitectura es típica de los caseríos vascos, con vigas de madera oscura a la vista, percheros hechos con ramas de árbol, lámparas de tocones vaciados, herramientas antiguas del campo, mesas y sillas de madera maciza. El fuego de la chimenea nos da calor y mirando a las brasas, nos hace sentir la vida casi con algún sentido.

 

Mi guía, me comenta al sentarnos, el encanto que tiene este lugar apartado, el paisaje, el trato familiar y el buen producto cocinado sin florituras, que hacen de Egi-Luze una experiencia auténtica de nuestra tierra. Rompiendo sus principios, de cuidar el bolsillo, miramos la carta mientras disfrutamos de dos croquetas que nos han traído de aperitivo.

 

El tiempo acompaña para empezar con una sopa de pescado, servida en un puchero de barro, que te dejan en la mesa, para que te sirvas lo que te apetece. Sabor a mar, con bacalao fresco, rape y unas almejas, un lujo por 8,5 €.

Seguimos compartiendo una menestra (13 €), que nos la sirven en generosas raciones  individuales. Las verduras del tiempo al dente, coliflor, penca de acelga, zanahoria, alcachofa, trigueros y vainas verdes como la hierba cortadas muy finas, con esa salsita muy ligera en su punto de harina y unos trocitos de jamón. No tiene nada que envidiar al de un restaurante de alta cocina.

 

Fuera de carta, hay paloma en salsa y volvemos a compartir el plato. La paloma en su punto con una salsa perfectamente emulsionada, acompañada de un ligero puré de patata y manzana. Un lujo por 16 €.

 

Mi guía vuelve a flaquear, cuando probamos un coulant de chocolate. El bizcocho con su chocolate líquido caliente de su interior, un placer.

Hemos  comido con la sidra de la casa (4,5 €) y finalizado con dos cafés. El precio por persona no llega a los 30 € cosa que nos hace salir mas que encantados.

 

Durante la sobremesa, hablamos de algunos platos que ya justifican el volver otro día. Los hongos en láminas, con el huevo preciso, que le da esa untuosidad, que te puede producir casi una alucinación. El bacalao frito con pimientos, dos lomos con la fritura exquisita (12,50 €). El rape al horno, con sus patatas panadera y esa salsa con ese puntito de picante, conseguido con una guindilla roja, no con cayenas (38 €). La chuleta asada a la parrilla, un pecado (36,50 € el kilo).

 

Los postres a destacar la torrija caramelizada con helado de café, dos trozos que al final los compartes con dolor y la tarta de manzana fina y lograda.

 

En definitiva podremos decir que en el restaurante Egiluze la atención es fantástica, por parte de José Luis, uno de los dueños. Un perfecto acompañante en este viaje a tu interior.

 

RESTAURANTE SIDRERIA EGILUZE
Barrio Zamalbide s/n ctra. Perurena
20100 Errentería

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