Ruta Ibiza 5 dias

Ruta Ibicenca, disfruta en 5 días de la Isla Blanca por excelencia.

 

Las setas de primavera, llamadas aquí sisas, siempre han tenido una leyenda de misterio y secreto. El que conocía donde salían, no enseñaba el sitio, ni a sus hijos. Alguno se fueron a la tumba sin revelar  su secreto.

 

No va a ser este mi caso, respecto a mi viaje a Ibiza y voy a descubriros lugares para cuidar el bolsillo.

 

Día 1.

Al llegar a Ibiza al mediodía, estiramos las piernas por el Port d’Eivissa, paralelo a la parte vieja. Podemos ver un monolito a los corsarios, único en el mundo. Enfrente del puerto, cerca del Hotel Montesol, se encuentra el Sport Restaurant, donde podemos comer el menú del día por 12 € incluida la bebida y el pan. Todos los días hacen guisos caseros. Me incliné por unas lentejas, salmón a la plancha y un postre ibicenco llamado graixonera, mezcla de leche con ensaimada, huevos, canela y ron hecho al horno. El sitio es sencillo con manteles individuales de papel, con el plano de las calas de toda la isla.

Completamos el día con un rato de piscina, antes de salir a cenar.

 

En la calle Ignasi Wallis 16, se encuentra el Mar a Vila, restaurante con pintxos creativos y cocina de mercado. Tiene un patio interior. Los bombones de morcilla vienen presentados en una caja de madera y son una delicia. Los raviolis de foie son correctos, algo secos al hacerlos al horno. El bacalado confitado estupendo. Hay todo tipo de tapas y unas tortillas increíbles. El precio medio es 22 a 30 €. El personal muy atento.

 

Un paseo por las calles del puerto y disfrutamos de un helado en Los Valencianos, sentados en su terraza, es imprescindible para ver la fauna que circula, a partir de las doce de la noche, los famosos “desfiles” de gente guapa de las diferentes discotecas.

 

Día 2.

Hoy vamos a ir a la playa de Ses Salinas. La mejor forma es coger un autobús que te deja enfrente de la entrada. Las Salinas es una playa que invita a darse un paseo o dos. Al final de la misma se encuentra el chiringito de Sa Trinxa, siempre con buena música para disfrutarla en la playa.

 

Al mediodía merece la pena salir en traje de baño al bar Can Masiá, al lado de la parada de autobuses. Su menú casero de 19,50 € en la sombra de su terraza, sin prisas y disfrutando de la comida, es un lujo.

 

El alioli como aperitivo, el gazpacho, su pollo asado a las hierbas ibicencas y la panacota de postre para chuparse los dedos.

Volveremos a la playa a dar otro paseo y un baño, antes de volver al centro.

 

La noche invita a cenar en la calle. La terraza de el Patio de los Pasajeros, está detrás del Hostal del Parque. Lo ideal es pedir en plan raciones. La berenjena a la miel es deliciosa. Los rollitos de primavera y las alitas de pollo con salsa thai merecen la pena. El alioli es obligatorio y se puede comer por 20 €.

 

Día 3.

Nos vamos a Cala Vadella. Cogemos el autobús de las once de la mañana. El viaje es por el interior de la isla, hasta Sant Josep. Casi todos estos pueblos, tienen unas iglesias blancas, que precisamente destacan por su sencillez. Luego la carretera desciende hasta la cala, que es pequeña, unos doscientos metros de arena, rodeada de vegetación y varios restaurantes. El agua, el sol, la tranquilidad, para cargar las pilas.

 

Enfrente de la playa está el Bon Sol, un bar con comida italiana. Nos sentamos a la sombra de su terraza que se agradece. Recomendable un plato de pasta de las diversa preparaciones, que ofrecen por 13 €. Las ensaladas, las pizzas y los postres como el tiramisú, son de lujo y con unos precios muy ajustados. Personal amable, mirando a la cala, buena música, para olvidarnos del mundo.

 

Esta noche, vamos a salirnos de nuestra filosofía, pero merece la pena la ocasión. Can A’lfredo en Paseo Vara del Rey 16, es uno de los mejores restaurantes en Ibiza ciudad, desde 1934.

 

Ofrece una muy buena cocina ibicenca, con un buen servicio. Los arroces, el bullit de Peix, que es un guiso con varios pescados, patatas y verduras, acompañado con alioli, son famosos. Los calamares a la ibicenca, el gallo de San Pedro al horno, sofrit pallés, que es pollo y cordero cocido con butifarra, son otros de los imprescindibles.

 

Las raciones son abundantes, por lo que es recomendable compartir los platos.

Elegimos la paella de ciego Can Alfredo, con una excelente materia prima, que es una buena opción. De postre un dulce de la isla, el flaó, que es un pastel de queso con hierbabuena y granos de matalahúva. Pedimos un Can Rich, vino blanco de la isla.  El precio de la cena es de 40-45 €, lo justo para la calidad que ofrece.

 

Día 4.

Hoy vamos a pasar el día en la playa. Podemos ir en barco desde el puerto, hasta Marina Botafoch, el puerto deportivo o ir dando un paseo por Juan Carlos I hasta la playa de Talamanca. Hay una plataforma de madera, que recorre toda la playa, donde podemos disfrutar del sol y del agua.

 

A la hora de comer, nos acercaremos al final del recorrido al chiringuito de Sa Punta de la señora María. El sitio sobre las rocas junto al mar, nos ofrece tranquilidad, buenas vistas y buena comida. Hay todo tipo de pescado, siempre acompañado de ensalada verde con tomate y ensalada de patata y pimiento verde. Todo merece la pena, pero las sardinas la plancha son obligadas por 12,50 €. Los postres son buenos, tarta de santiago o un flaó con un café caleta, también casero de puchero, con ron y canela. El precio medio es de 20-25 € por persona. Con sus mesas corridas y sombrillas, su sencillez es de los clásicos de la isla.

 

A la noche una opción para comer una buena hamburguesa es el Va Bene. La número 8 con carne de primera, cebolla deliciosamente frita, queso, beicon churruscado y huevo en su punto, con una cerveza  por un precio medio de 15 €. El trato es muy agradable.

 

Podemos terminar el día en Dalt Vila subiendo hacia las murallas, en el Barocco, con helados artesanos a 4 €. El de pistacho está espectacular.

 

Día 5.

Vamos a aprovechar el día y nos dirigimos a San Antonio en autobús. Cogemos el barco y vamos a pasar la mañana a Cala Bassa. Disfrutaremos de su fina arena y tranquilas aguas azul turquesa, rodeada de un denso pinar. Tiene un club rodeando la cala, el CBbC, de alto nivel.

 

Volvemos a San Antonio para ir a comer a Cala Gracio. Tiene una playa tranquila, con un entorno de pinares para descansar a la sombra. Comeremos en el chiringuito de la cala, el restaurante Sa Bresca.

 

Mirando a la cala empezaremos con un pan y alioli de lujo, lleva toques de perejil. Lo mejor es comernos un pescado del día a la plancha, con ensalada y patatas fritas caseras. Decidir entre la merluza, la lubina o la dorada, es difícil, pero siempre será un acierto. El flaó con menta está muy rico. Comeremos por 20-25 €.

 

Esta noche podemos elegir entre la sidrería Pomar o el restaurante La Brasa. En el Pomar, que está en una esquina de la Plaza del Parque, siempre tienen alguna sugerencia del día y los jueves hay un pulpeiro gallego. No falta la sidra de Foncueva. Recomendable la terraza disfrutando del ambiente de la calle. Se puede cenar por 15-20 €.

 

El restaurante La Brasa está situado en un jardín, en el centro de Ibiza cerca de la muralla. Recomendables los mejillones con salsa de almendras. Inconvenientes, suele estar lleno con esperas de una hora y el precio es elevado. Merece la pena el plan de tomarse algo informal.

 

Siempre nos quedará Formentera, que en media hora el ferry nos llevará al paraíso. Los restaurantes son caros, por ejemplo comer en Es Molí de Sal ronda los 70 €.

 

También en Ibiza el conocer el mercado, viendo los puestos de pescado es interesante y sin dejar de picar algo en el bar de la izquierda en la salida del mercado.

 

¿Qué estás pensando?. Que no hablamos de la marcha, Pacha, Privilege, DC10, Amnesia, Ushuaia, Hi. Pues eso es otra historia, esto es el placer de la buena mesa, esto es Emulsiongourmet.