Restaurante La Malinche
Restaurante La Malinche Santander, Cantabria infinita….
La malinche fue la primera indígena que habló castellano y fue crucial en la conquista del imperio azteca. Y con este pedacito de historia y sin enrollarnos demasiado empezaremos a describir nuestra visita a este restaurante en la ciudad de Santander. Como siempre recalcar que no queremos herir sensibilidades, que es nuestra humilde opinión y que intentamos que sirva para que se pueda mejorar.
El restaurante La Malinche se encuentra en el centro de Santander, es un local con mucho encanto, decorado con gusto, además dispone de dos plantas. También tiene una heladería al lado que añade un plus al establecimiento.
Optamos por reservar mesa con bastante antelación ya que queríamos asegurarnos una velada especial en nuestra escapada a tierras cántabras y darnos un pequeño caprichito.
Nos atendieron con mimo explicándonos los fuera de carta, todo iba sobre ruedas. El albariño empezaba a regar nuestra mesa…
La carta es original y coqueta, nos encontramos con una sección de fríos, una de calientes, carnes, pescados y postres.
Comenzamos la velada con un sashimi de atún rojo sobre una tortita de maíz con mayonesa de chipotle y aguacate. Sabemos que por norma el pescado crudo debe pasar por el proceso de congelación, pero nos parece todavía más importante el proceso de descongelación para así optimizar los sabores y las texturas. Para nuestra sorpresa, el atún tenía escarcha como podéis apreciar en la foto. Tuvimos que esperar 10 minutos para que aumentara la temperatura tan fría y eso hizo que la carne se aguara al deshacerse el hielo, una pena porque la verdad que parecía un atún de calidad. El punto de picante para nosotros fue perfecto aunque hubo opiniones de todo tipo.
Continuamos con una tempura de verduras con mayonesa de kimtxi, para los que no sepáis el kimtxi es una col fermentada de origen coreano. Esta vez nos encontramos con una tempura que no cumple nuestras expectativas. La tempura tiene que ser ligera, crujiente y de color más bien claro.
Siguiente plato son unos rollitos de pato confitado y verduras con una salsita que nos parece que están muy ricos.
Finalizamos con unas empanadillas de gambas y pollo al curry verde. La forma y la apariencia es correcta, sin embargo son un poco bastas, las gambas son congeladas y el curry verde bastante suave. Nos gustan más ligeras y crujientes.
Otra cosita a mejorar es que te cobran el pan y es algo que nos da mucha rabia, preferimos que incrementen un poco los precios y quedas más elegante pero oye eso ya cada uno decide.
Supongo que un día malo lo tiene cualquiera y nosotros no solemos sentenciar pero esta vez salimos con cara de decepción y abatidos ya que nos habían hablado muy muy bien de este restaurante. A ver si la próxima vez se puede mejorar.
Calle Hernan Cortes, 41
SANTANDER
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