Receta de Mejillones rellenos
¿Mejillones rellenos o tigres?He ahí la cuestión…
Como bien dice el título de nuestra receta de esta semana, siempre hay un profundo debate sobre cómo llamar a los mejillones rellenos. En la mayoría de sitios se conocen como mejillón tigre, sin embargo, en el norte, si pides una ración de estos moluscos, te los pueden sacar con tomatito. El nombre de tigre no viene ni del color ni del tipo del mejillón, ni siquiera de Currupipi que fue el abanderado de Jesulín de Ubrique muchos años, sino del picantito que cada vez nos cuesta mas encontrar, ya que estamos suavizando la receta cada vez más.
Por eso nosotros, como nos gusta darle a la vida un toque picantito no hemos escatimado en la receta y hemos disfrutado como los niños en los menús infantiles de las bodas.
INGREDIENTES:
- Un pimiento verde
- Una cebolla
- Ajo
- Mejillones
- Jamón ibérico
- Tomate frito
- Guindillas cayena
- Harina
- Leche
- Laurel
ELABORACIÓN:
No tiene ninguna complicación, es un receta sencilla y rápida para cualquier celebración, lo importante es conseguir una masa consistente para que no se escape todo y se quede dentro de la cáscara del mejillón.
El primer paso y el más laborioso es limpiar bien las cáscaras del mejillón con un cuchillo y sobre todo tener mucha maña. Ese día no nos hizo falta ir al gimnasio ya que hicimos nuestra sesión de brazo y con creces, varios días con agujetas por comentar… Reservamos los mejillones para después.
Una vez que están preparadas las cáscaras, picamos bien pequeñito tanto el pimiento, la cebolla como el ajito y rehogamos bien dejando que se vaya haciendo con mucha paciencia y mimo mientras nuestra casa se impregna de esos aromas que tanto nos gustan. Si levantará la cabeza el protagonista de la novela El Perfume, Grenouille, seguro que le gustaría hacer un perfume con esos olores, pero por supuesto sin asesinar a nadie.
A su vez cocemos los mejillones con una hoja de laurel, no hay un tiempo exacto, el mejillón es un molusco muy agradecido que no suele pasarse fácilmente. Aprovechamos para verter un poco del caldo en la verdura que está pochándose poquito a poquito después de haberlos colado. Es en este momento, es cuando añadimos nuestro toque picantito para que tengan vida propia y nos dé un poco de alegría macarena…
A continuación añadimos el tomatito, el mejillón bien pequeño y nuestro ingrediente estrella, un jamón ibérico que seguro que pensaréis que es un desperdicio ya que con un serrano normal sería suficiente, pues no os vamos a decir que NO, pero desde luego que el toque que le da el ibérico no tiene parangón.
Es el momento de generar una bechamel ligera pero a la vez consistente, por lo que añadimos 3 cucharadas de harina y una taza de leche, esto ya es al gusto, en función de lo que busquéis, pero en cuanto encontremos el punto exacto retiramos y es el momento de rebozar y freír como hacemos con las croquetas.
Unos huevos ricos de caserío y pan rayado serán el colofón para freír sin achicharrar el mejillón y simplemente disfrutar.
¡QUÉ APROVECHE!
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